A estas alturas de la Historia, no nos deben sorprender los abusos judiciales y jurídicos en Estados Unidos, a pesar de todos sus «golpes de pecho» y autobombo sobre su sistema legal. Pero, siempre hay algo que nos deja anonadados. La American Civil Liberties Union acaba de publicar un informe en el que denuncia que hay 3,278 condenados a cadena perpetua sin derecho a libertad bajo palabra por delitos que no son violentos. Como ya se habrán imaginado, la inmensa mayoría está presa en el Sur, 65% son negros y 16% latinos. Las condenas fueron impuestas por tribunales federales en un 63% de los casos.
El problema es que se trata de sentencias mandatorias, basadas en reincidencia. Normalmente, la reincidencia supone un endurecimiento legítimo de la sanción penal, pero hacerlo al extremo de la reclusión de por vida en casos en que la persona no ha sido violenta resulta en una barbaridad como ésta que se denuncia.
Tomen nota los admiradores del sistema americano de justicia penal, que lo tienen como modelo para seguir en nuestro país y viven pendientes de todo lo que se hace allá.
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