La ONU -- denostada por algunos y tenida por irrelevante por otros -- tiene, sin embargo, un peso legal y moral internacional. Su vigilancia mundial por los derechos humanos es de tomarse en cuenta por todas las naciones. En este contexto reivindicador, cabe destacar un informe que insta a la comunidad internacional a incorporar formalmente a los pobres en el proceso decisional de las políticas que los afecten. El señalamiento constituye un rechazo explícito al paternalismo con el que se suele tratar a los menesterosos en todas partes del mundo. Es un reclamo para que los necesitados tengan voz, cuando menos, en la formulación de programas y proyectos de asistencia social, de manera que dejen de ser meros entes pasivos en el proceso. Lo fundamental de la recomendación es que este cambio no sea una mera concesión del Estado, sino un derecho a participar reconocido por el ordenamiento jurídico de cada país.
Ojalá este reclamo sea acogido por las naciones del mundo, para hacerle justicia cumplida a esos que carecen de los recursos para procurarse su bienestar.
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