En estos días un diario pone énfasis en el hecho de que no somos bilingües, algo que, en la escala de «valores» puertorriqueños es punto menos que catastrófico. Sin desmerecer la importancia de conocer bien el inglés, la prédica machacona al respecto tiene en nuestro caso mucho de interés ideológico para una eventual anexión a Estados Unidos. Si luego de 115 años de coloniaje hay ese desconocimiento del idioma del imperio, por algo será.
Curiosamente, me tropiezo con un viejo libro de la Editorial Playor titulado «Cómo aumentar su vocabulario» que, en 1988, iba por la 15ta edición. Bajo el título «Vocabulario indispensable», se lee: «Los lingüistas Juilland y Chang-Rodríguez publicaron en 1964 el Frecuency Dictionary of Spanish Words». (Dejo a un lado el por qué había que citar una obra en inglés para hablar del español.) El error en la palabra resaltada explica por qué no somos bilingües.
En fin, escribimos el inglés en español y el español en inglés. No tenemos salvación.
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