La falta de honradez en las instituciones en Estados Unidos es de antología. En la última década -- por no retrotraernos más -- no pasa una semana en que no se denuncie algún escándalo financiero, bien sea en aseguradoras, bancos, casas de corretaje y otras [malas] yerbas. Ahora le toca el turno a Wells Fargo, institución bancaria que ocupa el cuarto lugar en ese país y tiene presencia mundial.
Pues, esa gente va a tener que pagar $203 millones como sentencia en un pleito de clase incoado por sus clientes, a los que se le cobraban cargos por sobregiro indebidamente. El esquema era muy sencillo: el banco registraba las compras con su tarjeta de crédito o débito, no en orden cronológico, como es usual, sino en orden descendente de cantidad, con lo que se producían artificialmente los sobregiros.
Evidentemente, la empresa -- que surgió en la época de las diligencias que transportaban dinero y eran asaltadas con regularidad por los salteadores de caminos -- se ha pasado al lado de los ladrones.
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