«Justicia tardía no es justicia» reza el viejo aforismo. Alemania arrastra los pies en el encausamiento de los nazis que participaron del genocidio judío y de otras nacionalidades consideradas indeseables por el Tercer Reich. Las autoridades alemanas acaban de arrestar a un hombre de 93 años que fue deportado de Estados Unidos hace 30 años por la sospecha fundada de ser guardia en Auschwiz. El individuo alegaba haber sido un simple cocinero, a manera de disculpa. Pero, es el caso de que en los campos de concentración no había inocentes entre la soldadesca alemana, sólo grados de culpabilidad.
Éste no es el único caso en que el gobierno alemán ha tardado considerablemente en procesar a soldados nazis que prestaron su execrable sevicio en los campos de muerte. En algunos casos, los acusados mueren durante el juicio o poco después de rendirse un fallo de culpabilidad. Se nota, pues, la renuencia oficial de condenar de una manera efectiva a los compatriotas que participaron en el Holocausto.
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