sábado, 28 de mayo de 2011
Quiebra mental
Insisto en que hay que pensar lo que se escribe. La buena redacción no es una cosa meramente adjetiva o cosmética, sino que va a la sustancia de lo que se comunica. En una noticia sobre la quiebra de un hotel de San Juan, se lee que esa acción se ha tomado «sin dar una razón». Pero, a renglón seguido, se apunta: «La sociedad [dueña] listó activos de $118.5 millones y una deuda de $132.7 millones...». Hombre, no hay que ser un genio de las finanzas para comprender por qué se ha ido a la quiebra. De lo dicho, surge claramente la insuficiencia de fondos para afrontar los compromisos económicos. Por lo tanto, resulta tonto decir que no se ha dado una razón para la quiebra.
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