Se ha alborotado el gallinero con el anuncio de un nuevo modelo para calcular las pensiones alimentarias. El asunto de la manutención es siempre un espinoso problema que nunca tiene una solución totalmente aceptable para las partes. Las madres -- es casi siempre el caso -- consideran que es muy poco lo que reciben, y los padres estiman que es demasiado. Por supuesto, hay casos escandalosos en uno y otro extremo de la escala.
Ciertamente, la actual situación económica ha venido a agravar el problema. El desempleo, el subempleo, la reducción de salarios y otros beneficios, que son la orden del día en el mundo laboral, limitan aun más la capacidad de pago de los padres. El dato de que 42% de los alimentantes inclumple su obligación es más que elocuente. En este sentido, resulta justo y razonable ajustar las bases sobre las cuales se calculan las pensiones. Lo que se discute es si los criterios y las fórmulas para ello son las adecuadas. Pero, la realidad es que, como están las cosas, aunque papá viviera bajo el mismo techo con mamá y sus hijos, la crisis económica supondría una reducción del ingreso disponible para los gastos familiares.
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