El FBI sigue metiendo las patas, demostrando su incompetencia, a pesar de esa imagen de eficiencia y pulcritud que se le ha fabricado. En un allanamiento a la casa de un activista contrario a las políticas guerreristas de Estados Unidos, los agentes federales dejaron sin querer unos documentos que detallan un plan de vigilancia e investigación ilegales a personas que simpatizan con grupos extranjeros como las FARC o que han viajado a Colombia para ver sobre el terreno la realidad política de ese país. Aunque estas personas no han cometido delito alguno, esas actividades han dado lugar a registros, allanamientos e incautaciones de documentos y otros objetos sin causa probable, como parte de una campaña de acoso e intimidación, en un país que se jacta de respetar las libertades de asociación, expresión y reunión, siempre que no haya una violación de ley de por medio.
Ahí tienen una muestra más del estado policiaco encubierto que es Estados Unidos. Para los ilusos, que creen en la propaganda americana del «debido procedimiento de ley» y otras pamplinas...
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