La más reciente - porque, lamentablemente, no será la última - movida del FBI a contrapelo de nuestras autoridades no nos puede sorprender. En este esquema de la doble jurisdicción del sistema federal del cual somos parte - cuando ellos quieren - lo suyo siempre tiene precedencia sobre lo nuestro. Por eso, en este caso, y en tantos otros, los federales proceden a despecho de las consecuencias para los procesos que se llevan a cabo en la jurisdicción puertorriqueña. Después de todo, los amos no les dan explicaciones ni le piden permiso a sus súbditos para actuar.
Los colonizados - que siempre buscan la forma de justificar la sumisión - dirán que en Estados Unidos ocurre algo parecido entre los gobiernos estatales y el federal, como para que no nos moleste. Pero, ¿qué rayos me importan los problemas de Alabama hasta Wyoming? Allá ellos, que se metieron en esa unión, y cuando algunos se quisieron salir, los obligaron a permanecer a punta de rifle.
En el derecho de Estados Unidos, cuando se habla de la supremacía de la jurisdicción federal en un asunto, se dice que "el campo está ocupado." En nuestro caso, es el país entero el que está ocupado.
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