domingo, 2 de marzo de 2008

Abogados buenos

Hay que aplaudir la iniciativa de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico de poner sus recursos a disposición de la comunidad de Juan Domingo, asediada por un gobierno municipal al servicio de los grandes intereses de la construcción y el desarrollismo desenfrenado. Abogados y estudiantes aconsejan y orientan a los residentes del sector en su lucha contra el desplazamiento forzado para construir viviendas que ellos no podrán adquirir. Lejos de pensar en una renovación urbana que permita que la gente pobre permanezca en sus comunidades, este Puerto Rico que se piensa blanco y rico quiere eliminar todo aquello que "afee" el paisaje urbano.

La batalla es difícil, pero hay que darla. Los ricos tienen batallones de abogados, blancos y ricos, que facturan muchas horas - y fracciones de hora - para asegurarse de que no se detengan las aplanadoras del "progreso." Los pobres necesitan unos pocos con mucha conciencia y corazón, para equilibrar la balanza de la justicia.

4 comentarios:

Lourdes M. Collazo (Lulu) dijo...

He trabajado en la Banca Hipotecaria por mas de veinte años en distintas áreas. Desde el proceso de un préstamo hipotecario, hasta que luego de estudiar derecho, he dedicado gran parte de mi práctica a cierres hipotecarios en distintas instituciones financieras. Amén del esfuerzo que puedan hacer los menos afortunados para combatir el que se les despoje por "feos" y luchen por sus derechos, el gobierno debe seguir creando incentivos, créditos para que estas personas, por lo casi imposible que es detener el paso de los grandes intereses, les posibiliten la adquisición de su vivienda. Quisiera añadir sobre el urbanismo lo que mi hermano, el Dr. Jaime Collazo, en unión a un conocido desarrollador, el Sr. Stubbe, ingenió allá para principios de los años 90. La Paloma Sabanera que tiene su habitad en Cidra estaba en peligro de extinsión. Para ese entonces mi hermano estaba trabajando en el Departamento de Recursos Naturales. Crearon un proyecto armonizando la ecología, la naturaleza con la construcción. El resultado, Sabanera de Cidra, Sabanera de Gurabo, Bayamón, Veredas de Gurabo etc... El gobierno, a través de sus distintas agencias puede armonizar los grandes intereses con aquellos menos favorecidos y con nuestra agobiante ecología. No se tiene que detener, no se puede!!! se tiene que armonizar. Lcda. Lourdes M. Collazo

Alberto Medina Carrero dijo...

Lourdes:

Excepto por alguno que otro extremista, no creo que esté planteado el "detener" el desarrollo de la construcción de casas, edificios u otras obras. Lamentablemente, la industria de la construcción y los sectores afines tergiversan lo que se señala, para hacerlo aparecer como una irracionalidad.

Lo que ocurre en nuestro país es que se piensa, principalmente, en construir, y no en reconstruir o rehabilitar, y a lo que se construye se le pone un precio irreal, habida cuenta de nuestra realidad económica. Entonces, ese sector privado que es tan hostil al Estado, y que quisiera no tener cortapisa alguna para sus proyectos, va corriendo y lloriqueando al Estado para que le saque las castañas del fuego por su propia imprudencia financiera. Es decir, el gobierno es malo cuando me exige que cumpla con permisos y otros requisitos, pero es bueno para que me dé toda clase de auxilios para salir del inventario de viviendas con precios exorbitantes.

En fin, en la Milla de Oro y sectores limítrofes, hay una enajenación de la realidad del país. Seguimos empeñados en construir un país por el cual no podemos pagar. La solución no está en incentivos para que la gente pueda comprar casas carísimas; es en construir casas buenas y cómodas, y venderlas a precios razonables. Siempre habrá un mercado de casas lujosas, pero ése no puede ser el mercado general.

Lourdes M. Collazo (Lulu) dijo...

Alberto:
Reconstruir...??? Quare si es màs factible construir que reconstruir. Sin embargo, construir a precios razonables y accesibles para personas con recursos limitados es un planteamiento justo y merece la atenciòn del Gobierno a travès de sus instrumentalidades. Imponiendo quizà controles de permisologìa. Se podrìan controlar de ese modo los grandes intereses para que se pueda lograr un balance y poder hacer proyectos dirigidos a aquellos que tienen los medios para adquirir propiedades que estan por las nubes, ($$$$) y establecer un mecanismo para obligar al desarrollador a construir a un precio razonable para el resto de nosotros...??Lcda. Lourdes M. Collazo

Alberto Medina Carrero dijo...

Lourdes:

Me parece que la solución debe estar en las fuerzas del mercado, a las que tanto aluden y en las que tanto confían los que defienden a brazo partido la libre empresa. Si alguien pone en el mercado un artículo - incluidas las viviendas - a un precio muy alto, y por ello no se vende, pues que pierda el que lo hace. ¿Por qué debe el gobierno rescatar a la empresa privada cada vez que mete las patas? Cuando una persona no puede pagar la hipoteca, se la ejecutan y pierde la casa. Nadie sugiere que el gobierno le pague la hipoteca para que no pierda su casa.

El asunto de la mal llamada permisología no explica por qué cualquier apartamento nuevo cuesta $300,000. Aquí lo que hay es una avaricia que ha roto el "saco." La solución es construir viviendas al alcance del bolsillo general y de la realidad del país. Nadie diría que hay que dar incentivos o créditos contributivos para que la gente vaya a comprar a las tiendas que venden carísimo. Esas tiendas o bajan sus precios o quiebran. Esa misma ley económica le debe aplicar a los constructores. Seguramente, si no quisieran tener "second homes" y vivir como ricos,podrían darse el "lujo" de vender lo que construyen a precios reales.