El Tribunal Supremo de India ha decidido, correctamente, desestimar el caso contra Richard Gere por haber besado repetidamente en público a una actriz de ese país, en abierta contravención de la ley y los mores de la sociedad india. El dictamen, sin embargo, no releva de responsabilidad moral a Gere, quien debió haber sido más respetuoso y sensible a la cultura del país que ha visitado repetidamente. Aquí no se trata de un turista cuyo desconocimiento de la ley lo pueda "excusar" de su cumplimiento, sino de alguien que conoce bien esa parte del mundo, donde ha trabajado contra el SIDA y roto lanzas por Tibet. Incluso, en India, muchas actrices están impedidas, por contrato, de besar en pantalla. En este caso, la forma desaforada y hasta ridícula en que Gere besó a la joven actriz revela una intención de provocar.
Me parece que el actor, con todo y su budismo y panismo con el Dalai Lama, tiene la misma actitud de muchos occidentales con respecto a la forma de vida de los orientales, y se ve a sí mismo como alguien que los va a "liberar" de ese oscurantismo. Hay que respetar las costumbres ajenas, aunque nos parezcan absurdas, pues uno siempre tiene la opción de no exponerse a ellas. Mientras haya esta actitud de parte del hombre blanco, no podrá haber paz verdadera en el mundo. No hay derecho a burlarse de la gente en su propio país...por más Pretty Boy que se sea.
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