La mal llamada "jurisdicción federal" en Puerto Rico - que no es otra cosa que el poder metropolítico en la colonia - se manifiesta cada vez más en nuestra vida cotidiana. Ahora resulta que, so pretexto de proteger el derecho de los impedidos, se pretende imponernos una forma de votar que, a primera vista, parece buena, pero que ha dado lugar a la desgracia de tener a Bush como Presidente de esa nación. Como suele ocurrir, funcionarios de ese gobierno ya amenazan con suspender aportaciones económicas y demandar a las instituciones puertorriqueñas, para obligarlas a cumplir con los decretos imperiales disfrazados de leyes. Así que, ahora, además de ponernos el precio de la leche fresca y de obligarnos a enseñar el español como si fuera inglés, los americanos quieren que votemos a su imagen y semejanza.
Mientras todo esto ocurre, el Gobernador anuncia que va a Washington a obligar a los americanos a que desistan de hacer algo por acabar el coloniaje, so pena de tener que admitir que engañaron a la ONU en 1953. ¡Hombre, pero si eso lo sabe todo el mundo! No se trata de "revisionismo" de la historia - como alega - sino de la rectificación de una mentira histórica. La colonia que, lastimosamente, él no quiere reconocer es lo que permite esa intervención creciente en la vida puertorriqueña, de la que él mismo es objeto. La burla al derecho internacional y el "fraude al tribunal" de Naciones Unidas no pueden ser eternos.
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