martes, 29 de abril de 2014

Gringada

La voz gringo, que asociamos con los americanos de Estados Unidos, en rigor, tiene un origen anterior y distinto del que conocemos. Tan lejano como acabando el siglo XVIII, ya se registraba en España el término aplicable a quien no hablara bien el castellano. Así, con ese sentido de no hablar bien un idioma, pasó a otras lenguas y lugares. No hay duda, sin embargo, de que es con el significado algo peyorativo respecto a los estadounidenses que se da a conocer principalmente hasta nuestros días.

Es natural por dos razones. La primera es que el americano, en su inmensísima mayoría, se niega a aprender español u otro idioma, aun cuando viva por mucho tiempo en otro país. Cuando lo habla, lo hace muy mal. En uno u otro caso, es el resultado de creer que el único idioma importante es el suyo, es decir, el inglés. La segunda razón es el comportamiento conocido mundialmente como de ugly American, que deja a su paso mala voluntad y resentimiento, por su altanería, menosprecio de lo extranjero y prepotencia. De hecho, las versiones sobre el origen de la palabra en este lado del mundo tiene como elemento común la presencia de la milicia de ese país en suelo ajeno, entonando canciones cuya letra, mal entendida, dio lugar al surgimiento del término. En fin, lo de siempre: intervenciones e invasiones imperialistas.

Ergo, gringo.

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