El hijo de Carlos Muñiz Varela ha tocado la puerta de la Casa Blanca buscando justicia para su padre, asesinado hace 35 años con la connivencia del Gobierno de Estados Unidos. Convencido de la impotencia del Gobierno de Puerto Rico ante su amo del Norte, apela a la conciencia de Barack Obama para que desfaga este entuerto de la Guerra Fría y un exilio cubano exaltado, que no tuvo empacho en matar a un compatriota que osó promover mejores relaciones con la Cuba de Castro.
Francamente, no creo que Obama vaya a escuchar este reclamo, pues ello supondría admitir la complicidad del FBI y sabe Dios cuál otra agencia federal en este asesinato político. Así que, mientras él y su esposa viajan por el mundo predicando el respeto a los derechos humanos, continúan encubriendo este crimen, el de Santiago Mari Pesquera y dejando que Oscar López Rivera se pudra en la cárcel.
Menos mal que Obama no es católico, pues, después de su Premio Nobel de la Paz, no faltará quien propnga su canonización...
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