domingo, 27 de abril de 2014

Federación de mala fe

Hace muchos años, el entonces Gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, en sus peroratas políticas, atacaba la anexión del país a lo que llamaba la «estadidad federada» de Estados Unidos. Siempre me parecía curioso que le pusiera ese «apellido» a la estadidad, pero luego comprendí que ese país es una federación, es decir, un conjunto de estados que ha cedido parte de su soberanía a un gobierno central llamado federal, que tiene supremacía sobre ellos.

Desde el principio, ese arreglo resultó muy problemático, y con el correr del tiempo, se produjo la Guerra Civil, fracaso dramático y sangriento de la llamada Unión. Los estados secesionistas, en contraste, adoptaron el modelo de la confederación, o sea, una alianza o liga en que los estados son más autónomos y el gobierno central más limitado. Su derrota militar los obligó a regresar a la federación, aunque a regañadientes, y con una actitud desafiante que se manifestó violentamente en la lucha contra la integración racial el siglo pasado y se mantiene hasta el sol de hoy en muchos aspectos.

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