El titular «FBI allana la casa de un juez superior» me recuerda lo que solía decir con insistencia el viejo y querido amigo don Arturo Cintrón García, en el sentido de que jueces superiores había muy pocos; los demás eran «jueces del Tribunal Superior». Ha pasado más de un cuarto de siglo, pero la distinción que hacía don Arturo -- cuyos méritos lo colocaron en la categoría de juez superior -- sigue siendo válida. La superioridad personal y profesional escasea en la judicatura y el foro en general.
El cambio habido en la nomenclatura judicial perpetúa el mito de la «superioridad». Aunque ahora se nombra Tribunal de Primera Instancia, subsiste la categoría de «juez superior» junto con la de municipal, eliminada la categoría intermedia de distrito. Es decir que, en este sistema, un juez municipal puede pasar directamente a ser «superior».
Juzgue el lector.
1 comentario:
Lo que sucedes es que hoy día el vocablo «superior» junto al de «juez» funciona como parte de un nombre común compuesto —«juez superior»— y no como adjetivo. Por eso es que es posible que un «juez municipal» de sobrado talento y destrezas laborales puede ser, idealmente hablando, «superior» a un «juez superior».
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