Hay vocablos con definiciones sorprendentes, por lo contradictorias. Pongamos por caso nimiedad, cuyo significado de «pequeñez, insignificancia» -- que es el que todos conocemos -- contrasta marcadamente con el de «exceso, demasía», que me atrevo asegurar es desconocido para casi todo el mundo, incluyéndome.
Este es uno de esos casos que señalo en mis conferencias sobre la lengua: usemos la primera acepción de la palabra, y descartemos alguna posterior que, aunque figure en el diccionario, nos mueva a confundir al interlocutor o al lector, según sea el caso.
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