Ha salido de oro el exasesor del exalcalde de Vega Baja en su complicidad en la corruptela municipal por la cual el alcalde está preso. El hombre negoció una sentencia de ocho años, que le permite cumplir los primeros cuatro en su casa, con salidas muy restringidas. Uno supone que él debe tener todas las comodidades de la vida moderna -- algunas de las cuales probablemente las adquirió con el dinero mal habido --, por lo cual, la «reclusión domiciliaria» será nada onerosa, contrario a lo que sostiene su abogado, quien, después de todo negoció ese acuerdo. Si, como alega su abogado, el convicto es diabético e hipertenso, ese reposo absoluto en su casa le vendrá muy bien, amén de que las visitas médicas son salidas legítimas de su encierro.
Tampoco queda el hombre desprovisto de formas de ganarse la vida, pues hoy día un gran número de personas trabaja desde la casa por teléfono, fax y correo electrónico. Eso, una nevera llena de cervezas y la posibilidad de una siesta después de almuerzo no están mal para alguien que participó activamente en la corrupción gubernamental.
Si algún día me da por delinquir, que me sentencien así...
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