Hay palabras que tienen dos caras, es decir, significados totalmente opuestos, por lo que se ha de tener cuidado para no decir lo contrario a lo que se quiere. Así tenemos el término oficioso, que, por un lado, significa «hacendoso y solícito en ejecutar lo que está a su cuidado» y, por otra parte, «que se entremete en oficio o negocio que no le incumbe». De manera que una persona oficiosa puede ser cumplidora de sus deberes o metida en lo que no le importa.
Así de rica es nuestra lengua: podemos halagar o insultar con la misma palabra.
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