Repito que no se puede escribir sin pensar en lo que se dice. Las palabras tienen un significado; no el que nos dé la gana. Hoy, en la noticia acerca de la hospitalización del conocido cantante y compositor Wilkins, se lee: «Irónicamente, entre los médicos y demás equipo del hospital Wilkins tiene una gran fanaticada que se preocupa por él...». Pero, ¿en qué consiste la ironía en eso? ¿Acaso el cantante hablaba mal de los médicos o les tenía inquina? Pues, que se sepa, no, y la noticia no alude a algo semejante. Por lo tanto, no hay «ironía» en que ahora se sienta bien atendido por el personal médico del hospital.
No se puede adjetivar, usar verbos y adverbios a lo loco o como unas muletillas de la expresión. Para evitar lo absurdo y lo ilógico, hay que examinar si estos elementos corresponden verdaderamente a lo que se quiere decir.
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