Por cosas como ésta es que la abogacía y el estado de derecho se desacreditan a los ojos de la sociedad. En Estados Unidos, la farmacéutica Merck ha accedido a pagar $950 millones para transar una demanda del Gobierno federal que le imputaba haber mercadeado el medicamento Vioxx como tres años antes de recibir permiso de la Food and Drug Administration. Para su mayor desgracia, el fármaco resultó nocivo a la salud, pues aumentaba el riesgo de infartos en los pacientes que lo tomaban. Tanto es así que la empresa ha separado $4,850 millones para compensar a las víctimas.
Ante estos hechos, Merck ha tenido la cachaza de afirmar, por voz de sus abogados, que el acuerdo con el Gobierno no supone aceptación de culpa en lo penal ni responsabilidad civil. Hombre, entonces ésta es la gente más generosa del mundo, pues ha decidido desprenderse de todo ese dinero sin haber hecho algo malo.
El lego que lee estas cosas no las puede entender, y tiene que concluir que se trata de un juego con la verdad en el cual salen mal parados la empresa, los abogados y los tribunales que le dan el visto bueno a semejante charada.
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