viernes, 16 de diciembre de 2011

Con abogados así...

He dicho aquí o en otro lugar que los abogados a veces trascienden los límites de lo ético y lo verosímil en la defensa de sus clientes. Contrario a la noción popular, matizada de gran cinismo, no es legítimo decir o hacer cualquier cosa por adelantar la causa que se defiende. Los abogados estamos obligados, por ética profesional y prurito moral, a evitar afirmar algo que no sea cierto o sobre lo cual no tengamos una creencia de buena fe.

Todo esto viene a cuento por los acontecimientos recientes en el caso de Jerry Sandusky, entrenador en el aspecto defensivo del equipo de football de Penn State University, imputado de varios cargos de abuso sexual contra menores. Su equipo de defensa en lo legal necesita un buen entrenador. Hace unos días, uno de sus abogados quiso hacer alarde del convencimiento que él estima general sobre la inocencia de su cliente, e instó a que quienes creyeran de esa manera llamaran a un número telefónico... que resultó ser de un servicio de citas homosexuales. Ahora, otro de sus abogados ha dicho que la razón por la cual su cliente acostumbraba ducharse con niños y adolescentes es que él tenía que enseñarles a enjabonarse y bañarse en la ducha, pues ellos no tenían buenos hábitos de higiene personal, dada su procedencia de ambientes desventajados.


Creo que un abogado que tenga la osadía de sostener algo así debe ser desaforado ipso facto. Si esto continúa, Sandusky saldrá culpable y, entonces, en apelación, podrá plantear como fundamento la incompetencia de sus defensores...

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