Andaba yo buscando no sé que palabra en el Diccionario de la RAE, cuando me tropiezo con algo que me ha dejado frío: la palabra «iceberg», así sin bastardillas ni alguna otra seña de identidad lingüística foránea. Y aquí nuevamente me pregunto por qué hacía falta admitir esta voz inglesa, si toda la vida se ha hablado de témpano de hielo, sin que ello represente un problema para que nos entendamos los hispanohablantes. (Que, por supuesto, de haber sido pasajeros en el Titanic, hubiéramos tenido que gritar el vocablo en inglés.)
Esto es lo que me disgusta de la Real Academia Española, y no me escondo para decirlo. Esos doctos señores se han apendejado mucho desde hace tiempo en la defensa del español, admitiendo, sin ton ni son, palabras del inglés, principalmente. No sé si les ha afectado la televisión por cable o satélite, pero se la pasan copiando palabras del inglés innecesariamente, supongo que para parecer modernos y que forman parte de la globalización y otras imbecilidades por el estilo.
No, hombre. Usemos las voces de nuestra lengua, siempre que las haya. Si verdaderamente no hay una, entonces echemos mano de la de otro idioma.
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