El gobierno de Puerto Rico, que hace rato pasó de fascistoide a fascista, no sólo cuenta con un Poder Judicial propio que le convalida sus prácticas opresivas, sino que tiene de su lado al de Estados Unidos, auxiliándolo en sus fechorías. La persecución contra el Colegio de Abogados de Puerto Rico es uno de los más claros ejemplos del afán por acallar la disidencia y los foros libres en nuestro país. Lo que comenzó con la ofensiva legislativa de la descolegiación y demás desmantelamiento de la institución, ahora se acompaña con la anunciada ejecución de la sentencia, la orden de mordaza y la multa al Presidente del Colegio, por parte del foro foráneo, cuya presencia en nuestra patria es signo visible del coloniaje del que somos víctimas. Es abuso del Derecho cuando se utiliza para oprimir, y el Tribunal Federal, secundado por el apelativo de Boston, cubren su inquina contra el Colegio con el ropaje jurídico y judicial.
Una vez dije que había abogados y otra gente que querían ver un roto donde está la sede del Colegio. Hacia eso vamos, pues, si se consuma la ejecución de la propiedad, la implosionarán, probablemente, para poner un negocio de comida rápida o algún otro símbolo del capitalismo norteamericano.
¡Maldición eterna a los enemigos del Colegio!
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