Como principio general, las decisiones judiciales deben estar basadas en aquel viejo dictum de Serrano Geyls como Juez Asociado en nuestro Tribunal Supremo: «Los jueces no deben creer lo que nadie más creería.» Hay cosas que son improbables e inverosímiles, y la experiencia, la inteligencia y el sentido común nos las señalan. En el derecho civil se decide a base de la «preponderancia de la prueba», es decir, lo que es más probable que haya ocurrido. En el derecho penal se aplica la «duda razonable», que no es cualquier duda pendeja, porque hay dudas «irrazonables».
Hay criterios judiciales muy extraños, que parecen exigir certezas absolutas y matemáticas. Ése no es el Derecho ni la forma de hacer Justicia.
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