Para que no haya confusión: el hecho de que las gestiones legislativas de Héctor Martínez hayan sido infructuosas, no lo relevaría de culpa penal, si se prueba que fue sobornado. El soborno se comete, independientemente de que redunde en éxito. Y lo cometen, tanto el que lo ofrece como el que lo acepta.
Hago hincapié en esto porque, en días pasados, la defensa de De Castro Font ha insistido en que su defendido recibió las sumas que se le imputan, sin que ello se tradujera en legislación aprobada. Dejando a un lado la estricta veracidad sobre la gestión legislativa de Jorgito, lo más que podría decirse es que éste cogió de tontos a quienes lo sobornaron - por lo menos, a algunos de ellos - pero eso no significa que no se haya cometido el delito de soborno.
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