Existe la tendencia a repetir, innecesariamente, las palabras en una oración, haciendo caso omiso de los recursos gramaticales que lo evitarían, sin que se afecte la claridad del pensamiento. Hoy, en la noticia de que quieren «urbanizar» zonas aledañas a El Yunque, se lee esta declaración de una opositora: «No deben arruinar esta zona y llenarla de cemento para construir villas para personas ricas que no necesitan esas villas.»
De acuerdo, pero la ciudadana debió decir «...que no las necesitan», refiriéndose, obviamente, a las villas. Precisamente, la función del pronombre - en este caso, «las» - es evitar la repetición del sustantivo «villas» en una oración relativamente corta, en la cual no hay lugar a confusión acerca de cuál es el antecedente.
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