viernes, 9 de abril de 2010

Derecho a ser feliz

No se entiende la naturaleza y la función de la Constitución; por eso, se propone, livianamente, enmendarla a cada rato para propósitos muy particulares y limitados.  Ahora vuelven con la pretensión de incluir el matrimonio heterosexual como  disposición constitucional.  El matrimonio, sea entre los dos géneros o uno solo, no es un asunto de una envergadura que amerite su inclusión en la Constitución.  Basta lo que disponga el Código Civil o cualquier estatuto al efecto.  No hace falta trastear la Constitución para limitar el matrimonio a un hombre y una mujer.

Los problemas que tiene la familia puertorriqueña no se resuelven con prohibirle a los homosexuales que se casen.  Los hombres y las mujeres seguirán casándose y procreando.  A menos que exista el temor de que miles de homosexuales actualmente casados dejen a sus cónyuges para casarse con personas de su mismo sexo, no veo cómo se «protege» la familia prohibiendo que los homosexuales se casen.

Como cuestión de derecho, en todo caso, si entiendo bien la Constitución, los homosexuales deberían tener derecho a casarse entre sí, por respeto a su intimidad y al derecho al pleno goce de su «esencial igualdad humana».

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