Dice la crónica judicial: «Era un sitial poco común para Inés Rivera Aquino.» La referencia es a que la juez declaraba en una vista como perjudicada en un caso de violencia doméstica. Lo que ocurre es que el redactor usa mal el vocablo «sitial», pues éste se refiere, originalmente, al lugar de dignidad y exaltación que ocupa una persona que ostenta cierta autoridad, y por extensión, a otros que gozan de admiración y aprecio. Lo cierto es que Rivera Aquino, en su calidad de juez, ocupa un sitial, literalmente, cuando se sienta en el estrado judicial, y conceptualmente, por la dignidad de su cargo.
La silla de los testigos no constituye un sitial, sobre todo cuando se ocupa para revelar dolorosas indignidades de la intimidad familiar.
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