El desarrollo tecnológico de reciente cuño - sobre todo, en las comunicaciones y la informática - ha producido nuevos inventos, cuyos nombres reflejan, en muchos casos, la marca de fábrica o la procedencia industrial. Pero, por supuesto, se hace necesario referirse a ellos de manera general. Parece haber la idea de que esta modernidad impide que usemos palabras que, desde tiempo inmemorial, sirven para ello. En un anuncio de telefonía móvil, se dice que lo que se vende es «uno de los mejores gadgets del 2008.»
No se es cavernícola, si se dice que es un aparato o artefacto, independientemente de lo avanzado del producto del que se trate. Estos dos vocablos son muy útiles, a la hora de, incluso, referirnos a cosas u objetos cuya función o naturaleza desconocemos o no entendemos muy bien.
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