Sorprende la tolerancia de nuestra sociedad a los ataques a niños por parte de perros conocidamente agresivos. Es el cuento de nunca acabar, con el agravante de que, en muchas ocasiones, es la propia familia la que los propicia, teniendo a estos animales como mascotas.
Me parece que ha llegado el momento de imponer responsabilidades civiles y penales severas - incluso que se considere maltrato a menores, con todas las consecuencias legales que ello conlleva - a los famliares dueños de esos animales. Véase que, en estos casos, es precisamente la cercanía del animal en el contexto familar la que facilita la agresión. Ninguna persona que tenga un animal de esta clase debe tener la ocasión de exponer a un menor de edad indefenso a ese peligro. Si lo hace, debe pagar un precio muy alto.
1 comentario:
reo que en Inglaterra prohibieron los Pitbulls por la cantidad de ataques a niños que se reportaban.
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