El Consejo de Estado en Francia ha dado un paso correcto en la ruta a la reconciliación con la comunidad judía, por los judíos deportados a campos de concentración - mejor dicho, campos de muerte - por el llamado régimen de Vichy, colaboracionsta con el Tercer
Reich. El dictamen judicial reconoce la magnitud de esa gestión genocida, negada o minimizada por ciertos sectores de la sociedad francesa. Ha sido, pues, un camino arduo y largo, pero nunca es tarde para rectificar errores, una lección que los colaboracionistas de nuestro país deberían aprender.
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