Algunos colegas abogados que fungen de analistas se han parcializado tanto a favor de Acevedo Vilá que se olvidan del deber que, incluso, la ética profesional nos impone de orientar correctamente a la comunidad. Por otra parte, como independentista, me resulta chocante el afán desmedido de ciertos abogados independentistas de defender a brazo partido a Aníbal, fundado en que éste, alegadamente, se enfrentó al imperio, demandando al FBI y al Departamento de Justicia federal. Esos comentaristas - que de ordinario no creen ni en la paz de los sepulcros - parecen no darse cuenta de que la movida del ex Gobernador no pasó de ser una jugada para las gradas independentistas, en anticipo de unas elecciones que él sabía le eran jalda arriba. Porque - que no se llame alguien a engaño - Acevedo Vilá es un colonizado de principio a fin. Su única objeción a la jurisdicción federal en Puerto Rico es que, esta vez, se la aplicaron a él. Por lo tanto, los independentistas no debemos ser "tontos útiles" de los colonialistas, ni por una gestión que, equivocadamente, creamos fue en favor de Filiberto.
En ese afán, como buenos abogados, estos colegas empezaron alegando, en la alternativa, que no había jurisdicción en una serie de cargos, por tratarse de asuntos puramente locales; que, en lo demás, los casos estaban prescritos; y que todo el caso era una fabricación. Véase que, en los primeros dos fundamentos, no se niegan los hechos o la responsablidad penal, sino que se sostiene que no se puede proceder por una cuestión técnica. Según ha ido pasando el tiempo, han ido acomodando su retórica a la realidad. Ya no niegan la existencia de los esquemas ilegales; ahora la culpa la tiene la Ley Electoral, pues su irrazonabilidad invita, casi obliga, a su violación. A veces se insinúa que algunas de esas alegaciones de culpabilidad no reflejan la realidad, sino que son producto del miedo de los acusados a salir peor, si van a juicio. La desesperación es tal que, contra toda lógica y prudencia, poco ha faltado para que recomendaran que se solicitara una absolución perentoria, luego del primer testimonio de cargo. Ahora, el caballito de batalla es que Aníbal, alegadamente, en una sola ocasión ofreció a su familia como conducto de las contribuciones ilegales. Pues, ahora se salvaron los que solamente le han dado un tiro a alguien o han violado a alguien una sola vez, pues, de acuerdo con esta peregrina teoría de defensa, no se debe acusar a la gente en estos casos.
El Maestro Albizu Campos nos enseñó que, una vez se empieza a resbalar, no se para hasta que uno se escocota. Tengamos cuidado de que, por sacarle un ojo a los federales y a los anexionistas, no nos saquemos los dos ojos con los que debemos ver la realidad del país. No metamos las manos en la candela por Aníbal, pues, él, si sale bien de ésta, se postula nuevamente para la gobernación, y si es electo, va a una futura ceremonia en Fort Buchanan y se pone la mano sobre el pecho cuando toquen el Star Spangled Banner.
4 comentarios:
Coincido contigo en un cien por ciento en cuanto a los nuevos analistas políticos, que para mí son mercaderes de clientes. Nada se hace por voluntad ni amor al arte, sino todo tiene un fin: la búsqueda de reconocimiento entre la población para generar ingresos.
Los analistas tienen un "velo de autoridad" que les hace ser más influyentes en la opinión pública. Muy acertado el artículo.
Adelante y éxito.
LA REALIDAD ES QUE LOS INDEPENDENTISTAS LE CARGARON LAS MALETAS AL PNP TODO EL TIEMPO.ILUSOS. POR ESO EL PUEBLO NO VOTO POR SUS LEGISLADORES POR PRIMERA VEZ EN DECADAS YO FUI UNO DE ELLOS.APRENNDI DESDE PEQUENO QUE EL PIP PELEABA SOLO SIN COMPONENDAS Y CUARTOS OSCUROS.DEBEN VOLVER A SU ANTIGUA RUTA. LUCHA CON EL ARMA DE LA VERDAD SOLAMENTE
Pucho:
No creo que coincidir en uno que otro punto con los anexionistas sea "cargarle las maletas." Ésa es una idea que los populares han propalado, para desprestigiar al PIP y acercar a los independentistas a su "sardina." Los verdaderos "enemigos" de la independencia son los que quieren mantener la colonia a perpetuidad y pretenden que los independentistas les prestemos nuestro concurso. Los verdaderos ilusos son los que creen que los populares son nuestros "amigos", y que las alianzas con ellos son deseables. De ese partido, que nació de una traición y ha vivido de la mentira sobre nuestra condición colonial, nada bueno puede esperarse.
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