El uso de ciertas palabras no tradicionales puede tener sentido, dependiendo del mensaje que se quiera trasmitir o el giro que, justificadamente, se le quiera dar a un texto. No creo que el titular «Ansiaba visitar a Boriquén» sea uno de esos casos.
Se trata de la noticia del joven neoyorquino de ascendencia puertorriqueña que murió en la explosión la semana pasada. El muchacho no conocía nuestro país, y se preparaba para hacerlo junto a otros miembros de su familia. Pero, a menos que él creyera que aquí andamos en taparrabos y vivimos en bohíos, no me parece que el tuviera la expectativa de ver Boriquén, nombre taíno de nuestra isla. En todo caso, aunque lo dudo mucho, podría tener el anhelo de conocer Borinquen, nombre que ha caído en desuso, pero más «moderno» de Puerto Rico.
De todos modos, lamento que se haya ido a la eternidad sin conocer la tierra de sus ancestros. Quizá, si su madre no hubiera estado 25 años sin venir, el muchacho hubiera sabido por qué la llaman «Preciosa».
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