Siempre se ha dicho que la justicia es «ciega», imagen que puntualiza su supuesta imparcialidad. Pero, parece que también es «sorda», por lo menos en Michigan, pues allá se ha producido un reclamo jurídico a favor de los confinados sordos o con otros problemas de audición. Se alega en la demanda en un tribunal federal que las autoridades correccionales no les proveen intérpretes, hay insuficiencia de audífonos y dificultad en participar de oportunidades educativas en el penal. También alegan que no tener disponible la tecnología más moderna les impide comunicarse con sus familiares desde la prisión.
Esperamos que este reclamo no caiga en «oídos sordos».
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