La fascinación de los americanos con la pena de muerte los ha llevado a formas muy creativas de justificarla y administrarla. A través de su historia, Estados Unidos ha ensayado distintos métodos de ejecución, buscando evitar que fueran un «castigo cruel e inusitado», criterio constitucional para su rechazo. En época reciente, la forma favorita de matar a los reos ha sido la inyección letal, pero algunos resultados muy grotescos, por su mal funcionamiento, ha desacreditado ese procedimiento. Mas, el afán de continuar liquidando a los condenados a muerte ha revivido la silla eléctrica y el fusilamiento, ahora en Utah, donde parece que los Santos de los Últimos Días -- denominación religiosa dominante en ese estado -- prefieren que el último día de esos confinados termine frente a un paredón. En honor a la verdad, esto de entrarle a tiros es solo si no hay disponible una buena combinación de drogas para matarlos.
Supongo que la National Rifle Association favorecerá esta nueva ley...
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