domingo, 29 de marzo de 2015

Justicia burlada

Un día como hoy en 1971, el teniente William Laws Calley fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de 22 civiles -- entre ellos, mujeres y niños -- en My Lai, Vietnam. Aunque hubo otros que participaron del operativo militar que resultó en esa matanza, Calley fue el único convicto, por lo que se le consideró como un «chivo expiatorio». Lo interesante, desde el punto de vista jurídico, fue lo que ocurrió después.

Enseguida hubo un clamor de clemencia, al cual se unieron varios gobernadores, entre ellos Jimmy Carter, de Georgia. Al día siguiente, el presidente Nixon -- ese baluarte de decencia --  ordenó que lo sacaran de prisión y lo pusieran bajo restricción domiciliaria. En agosto de ese año, se le redujo la sentencia a 20 años. Posteriormente, el Secretario del Ejército se la redujo a 10 años. En septiembre de 1974, un juez ordenó que lo liberaran, alegando que su juicio no había sido justo ni imparcial por exceso de publicidad y otros tecnicismos. Más tarde ese año, Nixon lo perdonó. Como resultado de todo esto, Calley cumplió tres años y medio de su condena.

Pero, hombre, ¿qué valían 22 vietnamitas comparados con un héroe militar americano?

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