domingo, 30 de marzo de 2014

¡Zalema!

Lo dicho: el cine del Viejo Oeste me puso en contacto con realidades desconocidas y aumentó mi vocabulario. En la taberna del pueblo se bebía whisky, pero, de vez en cuando, entraba un pusilánime a pedir sarsaparilla o zarzaparrilla, «bebida refrescante preparada con esta planta», para burla de todos los presentes.

En aquellas tardes, casi siempre se presentaban dibujos animados como parte de la tanda de una o dos películas. Así aprendí lo que era un zorrillo, pues uno de los personajes que figuraban en ellos era Pepé Le Pew, el enamoradizo pero pestilente personaje.

La televisión de la época, con sus programas doblados al español, entre muchas otras cosas, me enseñó lo que era una zarigüeya, referencia de caza algo frecuente en The Beverly Hillbillies.

Con éstas y otras oportunidades de aprender, nunca estuve a la zaga en mis estudios del español.

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