Si bien «la moral no se legisla», ello no es del todo cierto, pues el ordenamiento jurídico se nutre de juicios valorativos que tienen su raíz en consideraciones de la moral. Con la ética pasa algo parecido: en el ámbito profesional se impone, y en el gubernamental también se establecen normas de derecho positivo.
Todo esto viene a cuento porque la Oficina de Ética Gubernamental ha decidido proceder legalmente contra el exSecretario de Justicia, por su intervención indebida en el caso de su «amigo del alma». La renuncia al cargo no lavó totalmente la falta a la moral pública. No es posible pasar por alto la grave violación a la pureza de los procedimientos policiacos, excusándolos como un mero «error de juicio» o «indiscreción». A quien se le confían grandes responsabilidades como la cabeza del Ministerio Público de un país se le exige un comportamiento intachable.
Es la ética y la ley.
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