La justicia fracasa de muchas maneras. Conviene examinar las razones de ello. Digamos algo de la penal, en la que se notan más.
El primer fracaso es la impunidad, la cual tiene varias vertientes. La principal es la del delito no esclarecido, por desconocimiento del autor de los hechos. Pero, hay otra también preocupante: la del sujeto conocido cuya investigación tarda tanto que el delito prescribe. Aunque puede haber razones legítimas para la tardanza, a veces resulta muy sospechoso lo dilatado del proceso investigativo. Aun cuando el delito no haya prescrito, si la policía u otra entidad investigativa se toma demasiado tiempo en la pesquisa, se corre el riesgo de que desaparezcan documentos y testigos, o que el recuerdo de éstos pierda la precisión que le da credibilidad, afectando todo ello la posibilidad de encausar a un culpable.
La falta de diligencia en la investigación criminal muchas veces tiene nombre y apellidos. Conocidos.
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