Para ser una «lengua muerta», el latín tiene mucha presencia en el habla del español. No me refiero, por supuesto, a las innumerables palabras de raíz latina, sino a términos relacionados con el uso del latín en nuestras vidas, algunas de ellas con cierto dejo burlón. Por ejemplo, latinajo o latinazgo son vocablos despectivos respecto al mal uso del latín. Latinear es el abuso de voces latinas, como ocurre por parte de quienes quieren impresionar a otros con su cultura, especialmente los «pichones de abogados». Algo parecido comunica la palabra latiniparla, es decir, hablar con términos en latín con cierta afectación, o comemierdería, añado yo.
Por otra parte, conviene aspirar a ser latinista, por el conocimiento de la lengua y literatura latinas.
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