jueves, 1 de noviembre de 2012

Arrogancia británica

Muy mal ejemplo acaba de dar el Primer Ministro británico David Cameron, al gritar a los cuatro vientos que no va a obedecer el dictamen de la Corte Europea de Derechos Humanos que declara inválida la ley inglesa que prohíbe absolutamente el derecho al voto de los confinados. El Reino Unido es signatario de la Convención que da base a la Corte y, por ende, tiene la obligación legal y moral de acatar sus dictámenes.  Como ha dicho el Ministro de Justicia inglés, el derecho internacional no puede sostenerse, si los países escogen a su conveniencia cuándo obedecerlo. Países como Estados Unidos e Inglaterra, que viven aleccionando a otros sobre la importancia del estado de derecho, tienen la obligación de someterse a los foros internacionales de los que son parte, pues, de lo contrario, no tienen fuerza moral para exigirle a los demás que lo hagan.

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