Ahí está el titular, hiriendo mi sensibilidad lingüística: «Nerdos: antes tontos, ahora atractivos». Entonces se nos explica que el término nerd, del cual proviene, tiene como 60 años, pero cayó en desuso, hasta la presente era cibernética. Por supuesto, lo que describe no es algo nuevo: antes les decíamos «comelibros» y, particularmente en Puerto Rico, «estofón» a lo que en otros lugares llaman «empollón». Desde siempre se asoció la devoción extrema por el estudio con ser inadaptado social, la otra característica que se le adscribe al nerd. Es decir que la obsesión por el estudio o por ciertos asuntos o temas de dudosa relevancia se torna en una forma de imbecilidad o infantilismo que afecta significativamente la capacidad del individuo para relacionarse adecuadamente con los demás.
Pues bien, me parece innecesario ese calco feísimo del inglés para referise a esta clase de idiotez cibernética y falta de roce social. Acabo de usar términos que describen adecuadamente la condición de esos individuos que viven enajenados de su entorno, por su exagerado interés en aspectos muy limitados del saber o del mundo del ocio.
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