El Tribunal exige que uno diga «la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad». De la misma manera, el Tribunal, como institución, debe decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad. Y en el caso del juez Almodóvar, de Carolina, se ha omitido la parte de la verdad que responsabiliza al Poder Judicial por el desempeño de los jueces. Las declaraciones del portavoz del Poder Judicial dejan la impresión de que es muy poco lo que puede hacer la Judicatura para corregir o sancionar al juez por sus continuas ausencias y tardanzas. Recurre al socorrido señalamiento de que es el Poder Ejecutivo el que nombra y renomina a los jueces, pero obvia el hecho de que, una vez en el cargo, los jueces están sujetos a la autoridad del Poder Judicial, pudiendo ser removidos por justa causa. En este caso, se trata de un juez cuyo ausentismo y falta crónica de puntualidad le han valido amonestaciones en su expediente. Pero, ha habido una condescendencia extraordinaria que ha evitado que se le sancione de manera severa, como corresponde. Si, como se ha señalado, hay de por medio un problema de salud -- no sabemos si física o mental -- entonces se cuenta con un mecanismo para atender la situación, sin que ello signifique que deba tolerarse que continúe en el cargo en esas condiciones.
Evidentemente, ha habido falta de diligencia y de voluntad para ocuparse de este asunto, y por eso no se ha dicho «toda la verdad».
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