La crítica que se hace a los países musulmanes por tener leyes opresivas a la mujer también puede hacerse a Occidente y el cristianismo. El caso de la dentista india que murió en Irlanda porque, por «ser católicos», se negaron a hacerle un aborto aunque ella presentaba signos de una condición delicada de salud demuestra el peligro de aplicar inflexiblemente una norma religiosa en el contexto legal. La Constitución irlandesa limita el aborto a casos en que la madre esté en inminente peligro de muerte, y no por razones de salud de otra índole. Ante tal subjetividad, los hospitales y los médicos proceden con extremo conservadurismo, para evitar violar la ley. El resultado está a la vista. Ahora, el gobierno ha anunciado su disposición a examinar el asunto.
Si bien las religiones aportan conceptos de moral a la sociedad, hay que tener cuidado de que algunas de sus creencias no se conviertan en ley, en detrimento de los mejores intereses del resto de la sociedad.
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