martes, 6 de noviembre de 2012

Sin insultos ni mala voluntad

La ONU ha hecho un llamado a los países para que controlen los mensajes de odio que se difunden por este medio de la Internet. La realidad es que muchos aprovechan la extraordinaria difusión cibernética para regar su saña contra «los otros», bien sea por motivos étnicos, raciales o políticos. Cuidando no infringir indebidamente la libertad de expresión, es necesario legislar -- y, sobre todo, poner en vigor -- normas sobre lo que es lícito publicar por este medio. Aunque difícil, la tarea de juristas en el ámbito internacional es la de configurar los límites de lo permisible, dejando espacio para la crítica cáustica a los poderes públicos y otras expresiones fuertes de legítima censura y condena, como parte de la libertad de expresión.

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