El sector privado -- sobre todo el de los grandes intereses económicos -- siempre está buscando la forma de llevar a cabo sus fechorías fuera del ojo público, para continuar proyectando una imagen de pulcritud en su proceder, y quedar impune por violaciones de ley y de la ética. De ahí que en Delaware -- estado «sede» de muchas corporaciones de Estados Unidos -- se aprobara una ley que permitía que las disputas comerciales entre corporaciones se dilucidaran por arbitraje confidencial, que solo se haría público si se apelaba el laudo.
Impugnado ese estatuto, un tribunal fedral ha decretado la invalidez de la ley, por restringir el acceso a la información de interés público y a la transparencia que debe haber en los procesos adjudicativos. Si bien se reconoce la utilidad del arbitraje comercial o general, dicha práctica no debe convertirse en una forma de disimular o esconder maneras de proceder comerciales o corporativas lesivas al bien común.
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