Pedro Toledo sigue dando muestras de que es más policía que abogado. Ya sabíamos que él es FBI de sangre y corazón, pero ahora sale que, fiel a la tradición de la que él considera su nación, es un sheriff. En su análisis del caso del Barrio San Antón, el Súper nos dispara desde la baqueta, hablándonos de "linchamiento", práctica muy querida en el Viejo Oeste americano, y cuya popularidad llegó hasta la década de los años 60 en el Viejo Sur de ese país.
Toda esa mentalidad importada se manifiesta en su referencia al concepto de "homicidio justificado", el cual explica citando, equivocadamente, el artículo sobre defensa propia. Hasta donde sé, en nuestra jurisdicción no hay tal cosa como "homicidio justificado"; eso es un calco del justifiable homicide, que se admite en algunas partes de Estados Unidos y en otros países. Preocupa que el Superintendente de la Policía, que es abogado, esté tan mal informado sobre el estado de derecho en lo penal.
Pero, lo que más nos debe preocupar es el dejo de justificación que trasmiten sus palabras. Al adelantar la posible "defensa" de los autores de este hecho delictivo - algo verdaderamente insólito por parte de un jefe policiaco - hay motivos fundados para creer que no hay mucha voluntad para investigar bien este caso. Con sus declaraciones, Toledo da la impresión de que él hubiera formado el posse para ajusticiar al agresor de la mujer en este caso.
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