En estos días se celebra como la gran cosa que se haya arriado permanentemente la bandera Confederada de la legislatura de Carolina del Sur. Muy bien. Pero, lo verdaderamente significativo es que haya habido que legislar para quitar ese oprobio a los negros. No olvidemos que esa bandera estuvo ahí 54 años.
Y es que Carolina del Sur es parte de ese Sur recalcitrantemente racista, que ha «aceptado» a los negros con suma renuencia. Hay otros estados de la región, como Texas, Tennessee y Virginia, en los cuales ha sido necesario ir a los tribunales por esta cuestión de la bandera Confederada. Los tribunales han resuelto consecuentemente que los estados tienen la facultad de restringir el despliegue y uso de esa bandera, dado su significado inflamatorio en esa parte del país.
Pero, el racismo no muere fácilmente. Por eso quieren estar armados hasta los dientes. Para matar negros, a la menor provocación... o sin ninguna.
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