En los años 60 se produjo la llamada «revolución sexual», con su énfasis en el «amor libre» y el rechazo al falso pudor. Hoy día asistimos a una segunda revolución sexual, la del cambio de actitud hacia todo el que no sea heterosexual y, por consiguiente, el reconocimiento pleno de sus derechos humanos. El triunfo del matrimonio homosexual en todo el mundo abre la puerta a otras reivindicaciones similares.
El reclamo de los transgéneros comienza a tener acogida, aun en países tan conservadores como Irlanda, donde su parlamento acaba de aprobar una ley que le extiende su palio a estas personas mayores de 18 años que quieran registrar su cambio de identidad sexual. Otros países como Hong Kong y Malasia -- que no se distinguen precisamente por ser liberales -- también han comenzado a flexibilizar su tratamiento jurídico de los transgéneros. Australia, Canadá y Estados Unidos están en ese camino.
La ola de la igualdad es imparable.
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